He corrido por las calles y ahora temo hasta a las
hojas del otoño,
he oído que en mis sueños se dibuja la agonía.
Se comenta que el abismo es el lugar donde todo
empieza,
y que el principio es sólo un grito que se pierde en
las tinieblas.
Supe lo que era la esperanza, no sin antes conocer
el miedo.
Supe ser polvo, supe ser viento, supe ser arena en
las garras del tirano tiempo.
Creí desconfiar del olvido, creí desafiar todo lo
que ya estaba escrito.
Me vi crecer en lo que me quedaba de gloria, me vi
morir, me vi partir,
me vi llorar en los vestigios de mi memoria.
Pude abrir las puertas del infierno, pude respirar
el incesante aroma del terror ajeno.
Pude llenar mis ojos de lágrimas, pude escribir mi
última oración.
Miré a la muerte directo a los ojos, susurré ante
los miles y grité ante los pocos.
Desafié las penurias del tajante frío de mi alma y
encontré mis cenizas debajo de mi propia cama.
Te vi humillado en tu casa, te vi sufrir ante quien
creías débil.
Te vi sobre tus rodillas llorando el fracaso de
haber tenido éxito.
Te vi en el
recuerdo impune e imborrable del desprecio.
Te vi ser uno más, te vi caer.
Santiago contó con el invalorable asesoramiento de la Prof. Mariana Theiler.
De todo corazón, felicitamos a Santiago y su familia y nos sentimos sumamente orgullosos de sus logros. Ahora, Santiago debe seguir participando con la presentación de un proyecto didáctico destinado a fomentar la integración y la aceptación de la diversidad en un ámbito escolar. En esta etapa está recibiendo colaboración de la profesora Rosalía Pankiv.
¡A trabajar y mucha suerte, Santiago!
(Coordinó: Prof. Nora V. Iglesias)
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